"Ven. Siéntate conmigo en el césped
antes de que otro césped crezca con tu polvo y el mío."

(Omar Jayyam, Rubaiyyat)

viernes, 22 de mayo de 2015

UBÚ PRESIDENTE


Ubú Presidente es una versión libérrima del clásico de Alfred Jarry Ubú Rey, adaptado especialmente para la campaña electoral de Podemos Madrid y representada el 21 de mayo de 2015 en el distrito de Arganzuela.


Preparados para la representación



UBÚ PRESIDENTE


PRÓLOGO

Corifea.- Buenas tardes. ¿Estáis bien? No os oigo. ¿Estáis bien? Más alto. Más alto. ¿Estáis bien? Pues ya que es difícil estar bien en ésta nuestra Real Villa y Corte, donde los árboles se caen a pedazos, donde tantos niños van al colegio con el estómago vacío y nuestros mayores se juegan cada día la vida con un tráfico infernal, donde las colas de los parados compiten con las de los desahuciados, donde llegar a fin de mes resulta una operación financiera imposible, donde unos pocos se apropian impunemente de lo que es de todos. Pero no estamos hoy aquí para amargaros la tarde, sino para contaros una leyenda, una leyenda de gaviotas y de esperanza, la auténtica leyenda de Ubú Presidente. ¿Queréis oírla? ¿Sí? Allá va. (Redoble) Veinte años llevaba Ubú presidiendo Villamadroño, veinte años durante los cuales las gaviotas camparon a sus anchas en estos cielos inmortalizados por Goya y por Velázquez. Todos sabemos que las gaviotas son aves carroñeras. No pescan, no cazan. Comen lo que otros pescan, lo que otros han cazado. Como te descuides, se te zampan hasta la merienda. Bien, pues veinte años de presidencia del ilustre Ubú y de Mamá Esperanza habían dejado las arcas vacías. Y todos sabemos que la panza de Ubú no tiene fondo, que el hambre de Ubú no tiene hartura, que su gula es pantagruélica. Una terrible tormenta se cernía sobre el horizonte, los nubarrones del desastre, la amenaza de la catástrofe; mientras su pueblo, sumiso y dócil como es, consentía con resignación y en silencio que Ubú los expoliara, los esquilmara, los despreciara; porque les había hecho creer que vivían en el mejor de los mundos y que cualquier otro mundo sería la ruina, la ruinísima, y el caos. Aquella mañana, un estentóreo redoble de tripas despertó a Ubú de su profundo sueño.

¿Queréis oírla? ¿Sí? Allá va.


ESCENA I

Ubú.- ¡Mierdra!
Mamá Esperanza.- Eres un granuja, Ubú.
Ubú.- Mamita, mamita. Quierro morsilla.
Mamá Esperanza.- Que te den morcilla, Ubú. Eres un mentecato.
Ubú.- Morsilla, morsilla, ñam, ñam.
Mamá Esperanza.- Has arrasado la despensa, Ubú. Como no te comas las telarañas.
Ubú.- ¡Requetemierdra, mamá Esperranza! Hambre, hambre.
Mamá Esperanza.- Porque eres un requetetonto y un requetemajadero y tienes la cabeza llena de serrín.
Ubú.- ¿El serrín se come, mamá Esperanza? Me muerro de hambre. ¡Dame leche, mamita! Leche, leche...
Mamá Esperanza.- ¡Y una leche, Ubú! Que te gusta a ti mucho eso. Siéntate y piensa.
Ubú.- Imposible. No puedo pensar. Me resuenan las tripas. ¡Hambre, hambre!
Mamá Esperanza.- Eres un mentecato, Ubú. ¿Qué no tienes?
Ubú.- Hambre, hambre...
Mamá Esperanza.- ¡Requetecáspitas! Estrújate lo poco que te queda de cabeza. ¿Qué tenías ayer que hoy no tienes?
Ubú.- No sé... (Mamá Esperanza amenaza con darle un pescozón) Ya me acuerdo, ya me acuerdo. Tenía morsillas, y una panza enorme.
Mamá Esperanza.- La panza la sigues teniendo.
Ubú.- También tenía chorisos, así de gordos, munchos chorisos.
Mamá Esperanza.- ¿Y dónde están ahora?
Ubú.- (Señalándose la barriga) Aquí.
Mamá Esperanza.- ¿Y dónde hay más, pedazo de vaca con faldas?
Ubú.- No sé, soy tonto.
Mamá Esperanza.- ¡Tonto, tonto, tonto! ¡Me pone como una peonza!
Ubú.- No te enfades, Mamá Esperanza.
Mamá Esperanza.- Tan grande y tan gordo y tan tonto... Como una peonza, me pone como una peonza. ¡Ay, qué majadero! ¡Ay, qué soplagaitas! ¡Ay, qué requetetontorrón!
Ubú.- Quierro morsilla, mamá Esperranza. Hambre, hambre. Quierro choriso.
Mamá Esperanza.- ¡Chorizo tú! ¡Como una peonza! ¡Como una peonza! ¿Dónde están los chorizos? ¿Dónde están las morcillas? ¿Dónde están las mamandurrias?
Ubú.- ¿En Génova?
Mamá Esperanza.- ¿En Génova, pedazo de tarugo? ¿Quieres acabar con la gallina de los huevos de oro? ¿Dónde hay más? Piensa.
Ubú.- ¿En mi barriga?
Mamá Esperanza.- ¡Y en tu culo! Yo lo mato, lo mato, lo mato. Los tiene la gente.
Ubú.- Pero son suyos.
Mamá Esperanza.- Yo le pego, lo descacharro, lo pulverizo, le meto un sopapo que lo envío a Venezuela.
Ubú.- ¡A Venezuela no, mamá Esperranza! ¡A Venezuela no!
Mamá Esperanza.- ¿Tienes hambre, Ubú?
Ubú.- Hambre, hambre, ñam, ñam.
Mamá Esperanza.- ¿Acaso no tienes gente que te quiere, Ubú?
Ubú.- ¿Me como a la gente?
Mamá Esperanza.- Y cuando ya te la hayas comido ¿qué vas a hacer?
Ubú.- No lo sé, mamá Esperranza.
Mamá Esperanza.- Cómete sus escuelas, cómete sus hospitales, cómete sus casas, cómete sus comercios, su transporte, sus bancos.
Ubú.- ¡Erres la hostia, mamá Espoerranza! ¡Lo que sabes!
Mamá Esperanza.- Llaman a la puerta, Ubú.
Ubú.- ¿Será ya la gente?
Mamá Esperanza.- No seas botarate, Ubú. Será tu guardia personal.
Ubú.- ¡Mierdra! No la dejes pasar. ¡Se comerá mi morsilla!
Mamá Esperanza.- No tienes morcillas...
Ubú.- Me guardé una envuelta en preferrentes para la merienda, mamá Esperanza. La escondí para que no me pidieras.
Mamá Esperanza.- Qué requetefullero eres, Ubú. Vuelven a llamar.
Ubú.- ¡No abras, no abras! No quiero quedarme sin mi merienda.
Mamá Esperanza.- Eres un pintamonas y un majadero, Ubú.
(Entra la Capitana Cifu)
Capitana Cifu.- ¡Heil, mamá Esperanza! ¿No está Ubú en el ático?
Mamá Esperanza.- El gordo está debajo de su propia barriga, escondido para merendarse su última morcilla.
Ubú.- ¡Chibata del carrajo!
Mamá Esperanza.- ¡Mantequero! (A la Capitana Cifu) Capitana Cifu, tome asiento.
Capitana Cifu.- Preferiría tomar otra cosa.
Ubú.- ¡Y una mierdra!
Capitana Cifu.- Con leche, gracias.
Mamá Esperanza.- ¿Villamadroño sigue bajo control?
Capitana Cifu.- Mi porra mantiene la calma. ¡Heil, Ubú!
Mamá Esperanza.- ¿Nos quiere la gente?
Capitana Cifu.- Os quiere la gente, marquesa. ¡Y al que diga lo contrario le espera ésta! Escuche, escuche a la porra. Escuche cómo se refocila: sangre, sangre, zas, zas. He reprimido una manifestación, sangre, sangre, zas, zas. He espachurrado a unos piquetes, sangre, sangre, zas, zas. He puesto de rodillas a unos jueces díscolos, sangre, sangre, zas, zas.
Mamá Esperanza.- Tranquilícela por el momento, Capitana Cifu. Tenemos grandes proyectos para ella.
Capitana Cifu.- ¡Heil Gaviota!
Mamá Esperanza.- ¡Heil, Gaviota!
Ubú ¿Las gaviotas se comen, mamá Esperanza?
Mamá Esperanza.- ¡Ah! ¡Como una peonza! ¡Me pone como una peonza! Requetechorlito del carajo. ¡La gaviota eres tú!

¡A Venezuela no, mamá Esperranza! ¡A Venezuela no!


ESCENA II

Persona.- Villamadroño, paraíso visitado por los dioses.
Coro.- Villamadroño, villa olímpica.
Persona.- Cerraron la embotelladora de refrescos donde trabajaba. Ya no trabajo.
Coro.- Villamadroño, villa industrial.
Persona.- Vinieron los sicarios del banco a echarme de mi casa.
Coro.- Villamadroño, villa acogedora.
Persona.- Enfermé, pero como había nacido en otra tierra los médicos no me asistieron. Ahora estoy muerta.
Coro.- Villamadroño, villa hospitalaria.
Persona.- Yo tenía un pequeño negocio. Era un punto de encuentro para los vecinos del barrio. Éramos como una familia. Como en toda familia, a veces había sus más y sus menos. Pero había un algo que nos unía y nos hacía volver como a un hogar confortable. De pronto llovieron impuestos, llovieron restricciones, llovieron inspecciones gratuitas, llovieron y llovieron multas. Hoy paso cada día delante de un mohoso cartel de se alquila.
Coro.- Villamadroño, relaxing cup of café con leche.
Persona.- Mi casa ardía, me había dejado al crío dentro. Los bomberos no pudieron llegar a tiempo. Estaban realizando otro servicio. Faltaba personal.
Coro.- Villamadroño, villa y corte.
Persona. Yo estaba en mi trabajo. Hacía mi trabajo de funcionaria en un organismo público y todo el rato veía pasar ante mis ojos sobres sospechosos y pactos secretos entre el poder y el dinero. Cada día me ensuciaba los ojos con ese fraude a la dignidad ciudadana. Lo denuncié. Hoy estoy en la cárcel.
Coro.- Villamadroño, villa libre.
Persona.- Yo soy profesor. Intentaba cada día darles a tus hijos una visión real e ilusionante del mundo, no sólo las herramientas intelectuales con las que desarrollarse como personas y como ciudadanos. Un día los pájaros cayeron sobre nuestra escuela. Fue tremendo. Esos pájaros, como los de Hitchcock, ¿los recordáis? Dicen que son gaviotas. Hoy ya no hay escuela, la han cerrado, sólo si pagas para que no entren otros pájaros. Yo estoy en el paro.
Coro.- Villamadroño, villa de las artes y las letras.
Persona.- Yo estaba a punto de descubrir un importante remedio contra enfermedades que asolan a media humanidad. De repente, nos mandaron de vacaciones al extranjero. El laboratorio está cerrado.
Coro.- Villamadroño, villa de la ciencia.
Persona.- Yo intentaba poner cada día la cámara de televisión a la altura de los ojos, para no distorsionar la realidad. Primero me cambiaron el objetivo, mucho más estrecho; me cambiaron el ángulo de la toma, me pusieron filtros. Luego seleccionaron cámaras dóciles, las mandaron de viajeras por el mundo. Las demás permanecemos en nuestra casa. Nos han despedido.
Coro.- Villamadroño, laudata Deo.
Persona.- Yo nací ahí mismo, a la altura de Peñuelas. De niña, bajaba a lavar ropa al río, al Manzanares, entonces no estaba como ahora. Conocí a mi Fede en la pradera de San Isidro. Hemos trabajado duro. No ha sido fácil. Levantarse cada día y luchar por el mañana. Un día y otro hasta quebrarte la espalda. Cuando me faltó mi Fede, me quedé sola. No puedo pasear por el Pasillo Verde porque las piernas ya no me funcionan. No puedo comprarme una silla de ruedas porque la pensión de viudedad no me da para eso. Apenas si me da para un yogur y un chusco de pan cada día. Mañana viene el banco a echarme de mi casa. Luisito tenía problemas con el negocio y tuve que avalarle. Es mi hijo, ¿no habrías hecho tú lo mismo?
Coro.- Villamadroño, residencia de los dioses.

Hoy paso cada día delante de un mohoso cartel de se alquila.


ESCENA III

Capitana Cifu.- ¡Heil, mamá Esperanza! ¡Heil, Ubú!
Ubú.- ¡Córcholis y retruécanos! Pues no me están sonando las tripas todavía...
Mamá Esperanza.- Eres un majadero, Ubú. Te has comido siete hospitales, te has comido quince escuelas, te has comido los ahorros de toda la gente vendiéndoles pisos en la nada, te has comido hasta el ático de Marbella.
Capitana Cifu.- La gaviota vuela por Villamadroño libre de obstáculos. Mi porra se encarga de ello. Escúchela cómo se refocila: inmigrantes, sangre, sangre, zas, zas; pordioseros, sangre, sangre, zas, zas; perroflautas, sangre, sangre, zas, zas. Los cielos de Villamadroño permanecen limpios.
Ubú.- Pues yo me estoy ajogando con tanto humo.
Mamá Esperanza.- Tú eres un mentecato y un chisgarabís, Ubú.
Ubú.- ¡Y tengo hambre!
Mamá Esperanza.- Te has comido tres mil profesores, dos mil enfermeras, médicos no sé cuántos. Jardineros quedan ya pocos. Barrenderos, dependientes, industrialillos, son especies en peligro de extinción. Tu barriga puede acabar con el planeta.
Ubú.- Me suenan las tripas, mamá Esperranza. Mira... ¡Ay! ¡Me han explotado! Ah, no. Erra un pedo.
Capitana Cifu.- No sea inocente, Ubú. Eso ha sido un ataque terrorista, o un sabotaje de grupos radicales. ¿No oye cómo farfulla mi porra. sangre, sangre, zas, zas?
Ubú.- Erra un pedo, capitana Cifu. ¿Es que no güele?
Mamá Esperanza.- Da igual, mañana la prensa dirá que ha sido un ataque de grupos radicales, por si acaso.
Ubú.- Pues Vale. ¿Puedo echarme una siestecita, mamá Esperranza?
Capitana Cifu.- Duerma tranquilo, Ubú. Mi porra mantendrá a raya a toda esa gentuza que grita. Sangre, sangre, zas, zas.
Ubú.- Recórcholis y cáspitas, no me van a dejar dormir con tanto ruido.
Capitana Cifu.- ¿Hago que se callen? Sangre, sangre, zas, zas.
Mamá Esperanza.- ¡Mentecatos del carajo! ¡Los dos! ¿Y si te los cargas, quién va a proporcionarnos con qué alimentar la panza sin fondo de Ubú? ¿No sabéis poner cara de abuelita bondadosa?
Ubú.- Mamá Esperranza, no me riñas, que me enfado y no juego.
Mamá Esperanza.- Pues algo habrá que hacer, esos vienen a por ti y no traen buenas intenciones.
Capitana Cifu.- Sangre, sangre, zas, zas.
Mamá Esperanza.- Eso, cargároslos a todos, tú con tu porra y tú con tu barriga, y a ver qué comemos.
Ubú.- ¿Y si me los voy comiendo de uno en uno? Así, calentitos, tiernecitos y chuscarraditos, con su chorrito de mostaza... ¡Hambre, hambre, ñam, ñam!
Mamá Esperanza.- ¿Y cuando se te acaben?
Capitana Cifu.- Pues anda que no hay, señora marquesa. Si será por descontentos. Sangre, sangre, zas, zas.
Mamá Esperanza.- Pero algún día se acabarán, ¿no es cierto?
Ubú.- Tienes razón, mamá Esperanza. Cuando se acaben, ¿qué haremos?
Mamá Esperanza.- Morirte de hambre.
Ubú.- ¡Eso no, remierdra!
Mamá Esperanza.- Sé fuerte, Ubú, aguanta. Aunque te veas en Soto del Real, tú no te derrumbes.
Ubú.- ¿Hay morsillas en Soto del Real, mamá Esperranza?
Mamá Esperanza.- ¡Y chorizos! Pero aquello es muy incómodo. Y sin glamur. ¿Vas a compararlo con este palacio?
Ubú.- Quierro vivir en un palasio. Y quierro morsillas, y chorisos.
Mamá Esperanza.- Pues convence a la gente para que te den lo suyo.
Capitana Cifu.- ¿Los convenzo yo con mi porra? Sangre, sangre, zas, zas.
Mamá Esperanza.- No hace falta, capitana Cifu. Todavía...
Ubú.- Ay, mamá Esperranza. Me están entrando unos retortijones. Hambre, hambre, ñam, ñam.
Mamá Esperanza.- ¡Tú eres gilipretérito!
Capitana Cifu.- Mamá Esperanza, tiene usted en la cabeza una bombilla.
Mamá Esperanza.- Se me está ocurriendo una idea.
Ubú.- Rápido, mamita. Me muerro de hambre.
Mamá Esperanza.- Tú, Ubú, puedes hacer algo para quedarte con todas sus morcillas.
Ubú.- ¿Sí, mamá Esperanza?
Mamá Esperanza.- Dales un regalito para que se conformen.
Ubú.- ¡No quiero! ¡No quiero! ¡Y no quiero! ¡Es mío!
Capitana Cifu.- Muy blanda es usted, mamá Esperanza. Sangre, sangre, zas, zas.
Mamá Esperanza.- Más sabe el diablo por viejo que por diablo. Dales alguna cosilla, para conformarlos.
Ubú.- ¡No doy nada! ¡No quiero! ¡Es mío!
Capitana Cifu.- Deles un pedo, presidente.
Ubú.- ¡Es mío!
Mamá Esperanza.- Mientras tú repartes unos caramelitos, la capitana Cifu escogerá tres o cuatro gorditos para la cena. En la confusión, nadie va a notarlo.
Capitana Cifu.- Sangre, sangre, zas, zas.
Ubú.- ¿Y me los podré comer?, ¿yo solo?, ¿bien gorditos? Hasta se me cae la baba de pensarlo.
Capitana Cifu.- Ya se la recojo yo, presidente Ubú. Usted hágale caso a Mamá Esperanza, mientras mi porra hace su trabajo.
Ubú.- Está bien, está bien. Hinchad a esos marranos.
Mamá Esperanza.- Ubú presidente, en su infinita bondad y sabiduría, invita a unos caramelos. ¡Viva Ubú! ¡El gran Ubú! ¡Ubú presidente!
Coro.- ¡Viva Ubú!
Ubú.- Tomad. Tomad, Ubú os los regala. Tomad, a ver si reventáis.
Coro.- ¡Viva Ubú!
Capitana Cifu.- ¡Viva Ubú! ¡Viva la gran gaviota! ¡Y vivan los sobres! Eh, tú, macarra. ¿Qué haces cogiendo dos? Sí, tú. No te hagas el sordo. ¿Que eres sordo de verdad? Menos cachondeíto. Desacato a la autoridad. Sangre, sangre, zas, zas.
Ubú.- ¡Carramelitos! ¡Carramelitos parra todos! A ver si reventáis.
Coro.- ¡Viva Ubú!
Ubú.- ¡Cómo se divierten!
Coro.- ¡Viva Ubú!
Mamá Esperanza.- ¡La prensa! Que venga la prensa. Que tome nota del clamor popular.
Coro.- ¡Viva Ubú!
Ubú.- Tomad, tomad, botarrates. Mira, mamá Esperranza. Se pelean por los regalitos. Son como niños.
Coro.- ¡Viva Ubú!
Mamá Esperanza.- ¿Oyes cómo te quieren ahora, so mentecato?
Ubú.- El mundo me quierre, yo quierro al mundo. ¿Cuándo viene la merrienda?
Coro.- ¡Viva Ubú! ¡Viva Ubú! ¡Viva Ubú!
Ubú.- Ya me estoy aburriendo, mamá Esperranza. Voy a echarme una siestecita, ¿vale?

¡Ay! ¡Me han explotado!



ESCENA IV

Persona.- Una hoja puede romperse.
Persona.- Es fácil romperla.
Persona.- Pero ¿dos?
Persona.- ¿Tres?
Persona.- ¿Treinta?
Persona.- ¿Trescientas?

Persona.- Una vara puede quebrarse.
Persona.- Cuanto menos flexible, más fácil es quebrarla.
Persona.- Pero ¿dos?
Persona.- ¿Tres?
Persona.- ¿Treinta juntas?
Persona.- ¿Trescientas?

Persona.- A una persona es fácil engañarla.
Persona.- Es fácil hacerle ver lo que no es.
Persona.- Por lo menos, una vez.
Persona.- Pero ¿dos?
Persona.- ¿Tres veces?
Persona.- ¿Siempre?
Coro.- ¿A todo un pueblo?

Persona.- A una persona es fácil comprarla.
Persona.- Todos, al fin y al cabo, tenemos un precio.
Persona.- Material o emocional o ético.
Persona.- Un precio, al fin y al cabo.
Persona.- Comprar a dos personas es fácil, en Villamadroño lo hemos visto.
Persona.- Pero ¿a doscientos?
Coro.- ¿A todo un pueblo?

Persona.- Villamadroño sufre bajo la voracidad de Ubú y sus secuaces.
Coro.- Pobre Villamadroño.
Persona.- Villamadroño se apaga bajo la rapacidad de Ubú y sus mangantes.
Coro.- Pobre Villamadroño.
Persona.- Villamadroño apesta bajo las basuras que ya nadie recoge.
Coro.- Pobre Villamadroño.
Persona.- Villamadroño se asfixia bajo las pestilentes emanaciones de Ubú.
Coro.- Pobre Villamadroño.
Persona.- Villamadroño llora a sus hijos sin trabajo, sin casa, sin recursos, sin futuro.
Coro.- Pobre Villamadroño.
Persona.- Villamadroño. Ay, Villamadroño, arruinada por Ubú, cuya panza no tiene fondo.
Coro.- Pobre Villamadroño.
Persona.- Pero Villamadroño no es Ubú.
Coro.- Villamadroño somos todos. Tú y tú y yo y tú también. Todos.

Persona.- Yo nací en Villamadroño. No soy venida de fuera. ¿Por que tengo que compartir lo que me pertenece con un recién llegado?
Persona.- Yo no pedí préstamos para comprar mi casa. ¿Qué me importa a mí si otros escucharon los cantos de sirena de los bancos?
Persona.- Yo tenía un buen trabajo. Ya no lo tengo. ¿Qué me importa a mí que también se lo quiten a los médicos y a los maestros? Que apechuguen como todos.
Persona.- En los escenarios de Villamadroño, yo era una reina y una prostituta y una madre y una trabajadora. Yo era un espejo en que Villamadroño se miraba a sí misma. Ubú se ha comido los teatros. Ya no soy nada. Ni Villamadroño tiene donde mirarse cara a cara.
Persona.- La cultura es un lujo cuando falta lo imprescindible. Te hicimos estrella, te admiramos, te idolatramos, te enriquecimos. ¿De qué te quejas ahora?
Persona.- Yo he nacido con enormes deficiencias que me impiden desarrollarme como los demás. Pero tengo otros valores. Yo también soy persona. Villamadroño se ha desentendido de mí, se preocupa sólo de quien tiene dos piernas y dos manos y dos ojos, como si sólo ellos fueran útiles.
Persona.- ¿Útiles para qué? ¿Para que Ubú se los zampe como si fueran morcillas?
Persona.- Yo tengo la solución a los problemas de Villamadroño. Si me hacéis caso, a mí y sólo a mí, podríamos arreglarlo.
Persona.- La única solución es resignarse y rezar a Dios. Él ha querido que las cosas sean como son y no debemos torcer su voluntad.
Persona.- A mí Dios me dejó en la estacada, después de pagarle misas y novenas.
Persona.- Mi Dios soy yo mismo.
Persona.- Y, mientras tanto, Villamadroño cada día más gris, cada día más inhumana, cada día más arruinada.
Persona.- Nuestro presidente Ubú es el más gordo de todos los presidentes del mundo. Y eso nos da prestigio.
Persona.- Pero no nos da de comer.
Persona.- La gordura de Ubú podría ser el bien de todos, si fuera repartida.
Persona.- ¿Por qué tengo que repartir lo que es mío?
Persona.- Porque, si no, incluso lo que es tuyo mañana será también de Ubú.

Coro A.- Todos juntos.
Coro B.- Juntas todas.
Coro A.- Sumando lo que nos une.
Coro B.- Restando lo que nos separa.
Persona.- Hay cuartillas.
Persona.- Hay folios.
Persona.- Hay cartulinas.
Persona.- Hay cartones.
Persona.- Hay pliegos.
Persona.- Hay láminas.
Persona.- Hay pergaminos.
Coro.- Pero todo es papel.
Persona.- Y romper todo el papel junto es difícil.
Persona.- Podemos acabar con el saqueo de Ubú.
Coro A.- Todos juntos.
Coro B.- Juntas todas.
Coro A.- Sumando lo que nos une.
Coro B.- Restando lo que nos separa.

Coro.- ¡Ubú!... 'Ubú!... ¡Ubú!...
Persona.- No nos oye.
Coro.- Venga, todos juntos. Sí, tú también. Y tú. Y tú. Todos juntos. ¡Ubú!... ¡Ubú!... ¡Ubú!...

Todos juntos. Juntas todas. Sumando lo que nos une. Restando lo que nos separa.


ESCENA V

Ubú.- He tenido un sueño. Soñé que me comía una morsilla grande, grande, grande, ¡olímpica!
Capitana Cifu.- He tenido un sueño. Soñé que llenaba Villamadroño de porras y de lecheras y de tanques y de ejércitos. Ya no había quien rechistara en mis calles y en mis plazas. Ya no había sino obediencia y cárceles, y mi autoridad, y mi jeta.
Mamá Esperanza.- Yo nunca sueño. Yo actúo. Yo tengo los pies en la tierra. Yo no me ando con mamandurrias. Yo muevo hilos para que nada crezca a mi alrededor que pueda hacerme sombra.
Ubú.- Perro los sueños sueños son. Y mi barriga tiene hambre.
Persona.- ¡Padre Ubú! ¡Eh, padre Ubú! Ahí tiene una morcilla.
Ubú.- ¿Una morsilla? ¿Dónde? ¿Dónde?
Persona.- ¡Ahí! ¿No la ve?
Ubú.- ¡Capitana Cifu! Nunca me dijiste que erras una morsilla.
Mamá Esperanza.- Como un trompo, me pone como un trompo. ¿De dónde habrá salido este bobo mentecato?
Capitana Cifu.- Como intentes pegarme un bocado, sangre, sangre, zas, zas, saco mi porra y te doy un golpe de estado. ¡Hala, para mí la presidencia!
Persona.- ¡Padre Ubú! ¿Sigues teniendo hambre?
Ubú.- Hambre, hambre, ñam, ñam.
Persona.- ¿No ves delante de ti a la choriza más choriza del marquesado de Malasaña?
Ubú.- Mamá Esperranza, ¿tú?
Persona.- De cantimpalo.
Mamá Esperanza.- Como un trompo, como un trompo. ¿Choriza yo, mantequero? Yo soy el pueblo. Yo soy la calle. Yo soy los mercados. Las tierras. La Esperanza. Yo soy todo.
Ubú.- ¿Y yo?
Mamá Esperanza.- ¿Tú? Tú eres un pelele, mi escudo protector, con esa panza del carajo.
Capitana Cifu.- No la escuche, Ubú. Es una trilera. Sólo quiere enfrentarnos a ti y a mí para quedarse ella con todas las morcillas y todos los chorizos. ¿Saco la porra? Sangre, sangre, zas, zas.
Mamá Esperanza.- Mira la mosquita muerta.
Coro.- (sotto voce) Habrá un día en que todos...
Ubú.- Mamá Chorriso, déjame comerte un poquito. Tengo hambre.
Mamá Esperanza.- Y tú, paquidermo sin mollera, muerde a la Capitana Cifu, que no tengo yo el chirimbolo para mordiscos. Al fin y al cabo, ella es una extraña.
Ubú.- Capitana Cifu, un mordisquito, aunque sea en el bigote.
Capitana Cifu.- ¿Y vas a hacerle caso a esa lianta?
Coro.- (sotto voce) Habrá un día en que todos...
Capitana Cifu.- ¿No recuerdas cuando pegó la espantá y te dejó solo? No quería saber más ni de ti ni de nadie. ¿Quién estuvo a tu lado entonces para limpiarte el patio con mi porra? Sangre, sangre, zas, zas.
Mamá Esperanza.- ¡Advenediza! ¿A que te tiro de los pelos?
Capitana Cifu.- ¡A que saco a todos mis ejércitos y te los azuzo?
Mamá Esperanza.- ¿Tus ejércitos? ¿A que cojo mi coche y no me detienen ni los municipales?
Capitana Cifu.- ¿A que saco yo mi moto y verás quién llega más lejos?
Coro.- (sotto voce) Habrá un día en que todos...
Ubú.- Mientras esas brujas se pelean, yo me muerro de hambre...
Coro.- ¡Ubú!
Ubú.- Perro ¿es que nadie va a haserme caso?
Coro.- ¡Ubú!
Ubú.- Me suenan las tripas.
Coro.- ¡Ubú!
Ubú.- ¿Qué?
Persona.- Pero ¿es que no ve el gigantesco chorizo que tiene delante?
Ubú.- ¿Un chorriso? ¿Dónde?
Coro.- ¡Tú!
Ubú.- ¿Yo? ¿Yo soy un chorriso?
Coro.- Habrá un día en que todos...
Ubú.- ¡Un chorriso! ¡Yo! ¿Y cómo no me había dado cuenta antes?
Coro.- Habrá un día en que todos...
Ubú.- ¡Soy un chorriso! ¡Estoy salvado! A ver, un mordisquito. ¡Uhm! ¡Qué rico! Ñam, ñam. ¡Qué comilona me voy a pegar! Ñam, ñam. ¡Me como a mí mismo! Ñam, ñam. Esto es el parraíso.
Persona.- Habrá un día en que todos...
Coro.- ¡Y ese día es hoy!

¡Y ese día es hoy!

(La leyenda de Ubú Presidente ha terminado. Sólo resta, para concluir, unir nuestras voces actores y público para cantar juntos el conocido "Canto a la libertad" de Labordeta)